Se han creado varios cientos de puestos de trabajo, tanto a nivel de fábrica como en el campo con los resineros con ingresos que les permiten vivir con dignidad. Estos últimos se benefician de un precio que se ha duplicado hasta llegar a 1 euro el kilo. Hoy en día hay más de 2.000 resineros en los pinares de Castilla y León.
Varios municipios han luchado con éxito por reactivar esta producción, con la consecuencia directa de la llegada de nuevas familias a los pueblos de la provincia.
Para aprovechar esta reactivación, se han realizado inversiones para modernizar las operaciones y avanzar hacia una actividad más sostenible. El desafío es darle un fuerte potencial a este sector, desde la recolección de la gema hasta la destilería y la transformación para los diferentes mercados.
Los resineros están asociados con mejorar la extracción de resina cuidando los árboles mientras aumentan la producción. También tienen un papel esencial en el mantenimiento del bosque, que es un componente ecológico importante, y la prevención de incendios.
Los distintos municipios interesados no tienen intención de detenerse ahí. Y esta nueva dinámica en torno a la resina debería permitir desarrollar actividades complementarias en torno al turismo verde.
Un caso a seguir que tal vez podría dar ideas en las Landas.