En España, la policía es tres veces más respetada que en Francia, según el número de insultos a los agentes en cada país. Lo que pone celosa a la policía francesa. Sin embargo, en ambos lados de la frontera se comparte la sensación de no ser escuchados. Testimonios.
«Es verdad que los Mossos, imponen». Al escuchar a Nicolás*, policía en París, uno casi sentiría admiración. Hay que decir que en Francia, desde hace varios años, no es bueno vivir siendo gendarme o policía. “Cuando patrullamos, nos insultan al menos una vez al día en la calle”, dice el policía, que ejerce desde 2007.
Al otro lado de la frontera franco-española, los policías son la segunda profesión más demandada por los ciudadanos en España. Pero elPreséntale el problema de la policía francesa a un Mosso de Barcelona, y te dirá “en verdad, a nosotros también nos faltan al respeto aunque seamos más valiosos a los ojos de la población”.
Una autoridad también impugnada en España
En Cataluña, y en general en España, la poscontención habría marcado un punto de inflexión, con un aumento del 60% en las faltas de respeto a la policía. Demasiado, para Toni Castejón, miembro del sindicato de los Mossos. “Lo vemos especialmente con los botellones (agrupación de jóvenes bebiendo alcohol en la vía pública), saliendo de clubes, pero también cada vez más en controles individuales”.
Ante grupos de 50-60 personas, algunos policías se dan por vencidos. “Hay un video donde los vemos huyendo. Es lamentable”, lamenta el Mosso. Ella había dado la vuelta a las redes sociales.
La policía, tres veces más respetada en España
Pese a todo, España vio muchos menos insultos a los agentes que Francia. En 2021, se emitieron 26.254 multas por desacato a policías, según el Ministerio del Interior, es decir 55 por cada 100.000 habitantes. Esto es tres veces menos que en Francia, donde el mismo año hubo más de 83.000 ataques a la autoridad. Según estas cifras de Interstats, el servicio francés de estadísticas de Homeland Security, eso supone 124 atropellos contra agentes por cada 100.000 habitantes.
«Cada vez es peor», resume el teniente coronel Le Sausse, gendarme de Normandía. Él mismo prepara a sus reservistas para ser insultados en nuevas formaciones. El ejemplo se traduce a diario. A las 2:45 a.m., durante su patrulla nocturna en París, Kévin escribe: “Ahí ves, típicamente, acabo de detener a un hombre que nos llama hijos de puta porque le pedimos que recoja la basura que tiró en el camino. Y tomo las reflexiones del policía judicial porque es inútil embarcar a este señor para eso”.
Pero, ¿por qué tanta diferencia entre los dos países? “Los franceses seguirán siendo los franceses. No acepta la coerción. Es la historia de nuestro país la que quiere eso”, analiza el gendarme. Cuando Kévin*, policía nocturno de París, tiene otro pensamiento: “Me imagino que en España la educación de los padres y de la escuela es más significativa”.
¿Sanciones insuficientes?
Doble rasero, entonces. Pero en Francia como en España faltan las sanciones, según la policía. En Barcelona, la multa por agredir a las autoridades públicas no suele superar los 100 €. “¡No está a la altura!”, exclama Toni Castejón, mientras el importe de esta multa, que puede llegar a los 600€, provoca la reacción del Parlamento español.
En Francia, la sensación es similar. “La respuesta penal está desfasada de las sanciones que normalmente se imponen, que pueden llegar hasta los 15.000 euros. Lejos de mí arrojar piedras a los magistrados. Pero muy a menudo, no se envía una señal fuerte”, dijo el agente Normand.
En Francia como en España, es sobre todo la ley lo que pretendemos cambiar. “Hay que proteger a la policía”, insisten los Mossos Toni Castejón. Cuando estamos del lado de los gendarmes y la policía franceses, esperamos especialmente sanciones más dirigidas a la billetera. Donde duele.
*Para respetar su deber de reserva, Kévin y Nicolas han tomado otro nombre
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