España es uno de los países europeos con menos reservas de gas. Sin embargo, no es el país con más problemas y el corte de gas de este invierno no es el escenario más probable. Explicaciones.
160 sitios de almacenamiento repartidos en 18 países europeos están actualmente llenos a casi el 83% de su capacidad, pero son suficientes para cubrir solo el 21% del consumo anual de los Estados miembros.
Tras las amenazas de un corte de gas ruso, Europa está organizando sus reservas e intentando reducir su consumo energético. Si España ha llenado sus reservas de gas al 86%, la capacidad de almacenamiento del país es más que limitada. Actualmente cuenta con 35 mil millones de metros cúbicos de gas. Muy lejos de los 131.000 millones de metros cúbicos almacenados en Francia (94% de la capacidad francesa) o los 244.000 millones de metros cúbicos en Alemania.
6 plantas de gasificación
Sin embargo, el riesgo de corte de gas en España este invierno es bajo, mientras que en Alemania es muy probable. España tiene una necesidad de almacenamiento mucho menor que sus vecinos europeos porque está industrialmente equipada para gasificar gas licuado. Puede importar gas licuado en barco y luego transformarlo en gas gracias a sus seis plataformas de gasificación, como la de Barcelona.
Alemania, por ejemplo, no dispone de estas instalaciones y debe importar su gas natural y por tanto organizar un almacenamiento masivo para no sufrir un corte en pleno invierno.
La plataforma de gasificación del Puerto de Barcelona
Además, España no depende del gas ruso, siendo sus principales proveedores Argelia y EE.UU. Una situación que no evitará que Madrid experimente una explosión en los precios del gas este invierno. Habiendo decidido Vladimir Putin cortar las entregas a Europa, la energía se está convirtiendo en un producto escaso y, por lo tanto, caro. A lo largo de la temporada de invierno y hasta marzo, los precios deberían, por lo tanto, subir, lo que de facto conduciría a una inflación generalizada, con una explosión de los costes industriales y de materias primas.
La incógnita que hará más o menos aguda la crisis será la climatología de este invierno. Cuanto más duro sea el clima, más tensa será la situación en Europa. Los países miembros cuentan con una reducción en el consumo de energía de entre 10 y 15% para evitar la escasez. En España, desde agosto, los establecimientos que acogen al público no pueden utilizar el aire acondicionado por debajo de los 27 grados, una medida que se respeta muy poco. Y este invierno, la calefacción de los lugares públicos no debe superar los 19 grados según el mismo decreto vigente.