Si España ha tenido durante mucho tiempo la imagen de un país subdesarrollado pobre, hoy es la quinta economía más grande de Europa. Sin embargo, existe una brecha real entre el norte y el sur del país.
Desde la conquista musulmana hasta la Edad Media y luego el período franquista pasando por la Revolución Industrial, los dos extremos del país han vivido la Historia de una forma completamente diferente. El resultado hoy se refleja en las culturas de cada región, pero también en su economía.
Como muestran los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, el norte de España es más rico que el sur, con tres puntos altos en Cataluña, el País Vasco y Madrid.
Marcado por la dominación del Imperio Omeya, desde la Edad Media, el sur de la Península Ibérica experimentó más dificultades económicas que el norte. En el siglo XIX, las regiones del sur experimentaron la industrialización mucho después que las comunidades del norte. Si Cataluña se especializa en textiles, el País Vasco y Asturias toman el camino de la industria pesada, las regiones del sur tienen más dificultades para modernizarse.
El talento se filtra al norte
Esta Revolución Industrial atrajo un gran flujo de población del sur al norte. E incluso bajo el régimen de Franco, los habitantes de regiones como Andalucía y Extremadura emigraron al norte más atractivo y desarrollado. “Estas diferentes oleadas migratorias han hecho que las comunidades del sur hayan perdido un capital humano y laboral muy importante”, explica Jorge Calero, catedrático de Economía Pública y Política de la Universidad de Barcelona.
Esta pérdida de mano de obra y de atractivo ha reducido el atractivo para las empresas y ha aumentado el desempleo, que sigue estando muy presente en la actualidad. Las regiones españolas más afectadas por el paro son Andalucía y Extremadura, con tasas superiores al 19% en 2022, casi el doble que Cataluña.
Las poblaciones de Andalucía, Extremadura, Murcia y Castilla-y-la-Mancha dependen en gran medida del sector primario y del turismo, únicos sectores de actividad generadores de empleo en estas zonas. Esta es la razón por la que hay un desempleo estacional muy alto en estas regiones.
Diferentes territorios
La otra causa de estas divergencias económicas es de carácter geográfico. Las regiones del sur de España se basan en “un modelo agrícola más extensivo e intensivo, con latifundios mucho más grandes”, dice el economista español. A diferencia del norte, donde regiones como Asturias y Galicia tienen parcelas más pequeñas, el sur está salpicado de grandes invernaderos repartidos en varias hectáreas. Los alimentos producidos y la mano de obra son baratos, lo que no mejora la situación económica de los habitantes.
El País Vasco y Cataluña disfrutan de una ventaja considerable para su economía, que es su vínculo fronterizo con Francia. Gracias a su ubicación geográfica, ambas concentran importantes flujos económicos, especialmente con Barcelona, que atrae a muchos franceses. Las demás regiones, tanto del sur como del norte, están privadas de esta proximidad franco-española, incluso Aragón y Navarra, que están separadas por los Pirineos.
Todavía hay algunos matices que no se deben pasar por alto, como Castilla y León, que se encuentra en el norte del país, pero que tiene un perfil económico más cercano a las regiones del sur. Y Madrid, situada en el centro del país, que actualmente es la región económicamente más desarrollada, aunque se industrializó muy tarde, como sus vecinos del sur. Para el académico Jorge Calero, el principal problema de esta brecha norte-sur proviene de la falta de oportunidades laborales en regiones como Andalucía. “Si hubiera negocios, el desempleo no sería tan alto en el sur. Falta dinamismo económico”, concluye.
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